¡Agárrense los sombreros, damas y caballeros, porque el encanto de Hollywood está a punto de embriagarnos con su sofisticación atemporal! En un mundo paralelo donde los bigotes eran sinónimo de galantería y la voz grave podía hacer suspirar a una nación entera, un caballero se elevaba por encima del reino de las estrellas. ¡Presentando al único, al inimitable, al eternamente guapo: Clark Gable! Oh sí, queridos lectores, vamos a embarcarnos en un lujoso viaje de vuelta en el tiempo, donde los romances florecían en blanco y negro y las estrellas del cine eran literalmente más grandes que la vida. Enrollen esos rollos de película, ajusten sus pajaritas y permítannos guiarlos a través de un artículo que promete ser tan apasionante y arrebatador como el propio «Rey de Hollywood». ¿Están listos para desvelar las cortinas del glamour y explorar las crónicas de este ícono de la gran pantalla? ¡Acción!
El magnetismo del actor estadounidense Clark Gable no fue simplemente una coincidencia de carisma, sino una alquimia cautivadora de audacia y encanto que se fusionó para elevarlo al estrellato, consagrándolo como una de las luminarias más relucientes de la primera generación de Hollywood. Este encantador malandrín no solo supo hechizar a las mujeres con su arrogancia genuina y audaz, sino que también capturó la imaginación del público con su habilidad para esculpir personajes inolvidables, dibujando retratos genuinos tanto de un granjero robusto y tosco como de un caballero distinguido y elegantemente refinado.
Iniciando su periplo en el mundo del entretenimiento como actor ambulante, Gable se zambulló en la industria cinematográfica en la década de 1920, haciendo apariciones como extra en diversas películas mudas, un modesto comienzo que apenas presagiaba el fulgor de su futura carrera. Tras experimentar éxitos resonantes en los escenarios de Broadway en Nueva York, este futuro “Rey de Hollywood” se catapultó a la fama en la década de 1930, embelleciendo la pantalla grande con su presencia inconfundible y performances que se volverían sinónimo de la Edad de Oro del cine estadounidense.
En 1939, Clark Gable inmortalizó su nombre en la historia del cine con su icónica interpretación de Rhett Butler en «Lo que el viento se llevó», un papel que no solo solidificó su estatus como estrella, sino que también mostró la profundidad y la dimensión de su talento actoral. La esencia de su personaje, imbuido de una mezcla peculiar de cinismo y romanticismo, se ha convertido en un estándar del arte actoral al que muchos aspiran, pero pocos alcanzan.
El destello de su carrera no se apagó en las décadas siguientes. En 1960, Gable demostró una vez más su inmutable habilidad actoral en «Vidas Rebeldes» (The Misfits), bajo la dirección de John Huston y compartiendo pantalla con la etérea Marilyn Monroe. Aquí, en lo que sería su última actuación en el cine, su personaje se desvela con una complejidad que ofreció un vistazo a las multifacéticas capas de su propio ser, cerrando su carrera con una nota tan brillante y formidable como el propio actor.
Viajar a través de la carrera de Gable es explorar un tapestry de roles que se entrelazan con la historia del cine, y en este artículo, vamos a desenredar ese tapestry, explorando las luces y sombras de una estrella que supo, indudablemente, cómo dejar que el viento llevase lo superfluo y, sin embargo, permanecer inmutable, eterno e inolvidable en nuestros corazones y en la cultura cinematográfica mundial.
Resumen de contenido
Datos de Clark Gable
Nombre: Clark Gable
Nacido el 01.02.1901
Signo zodiacal: Acuario 21.01 – 19.02
Lugar de nacimiento: Cádiz, Ohio (EE.UU.).
Fallecido el 16.11.1960
Lugar de defunción: Hollyvod, California (EE.UU.).
Biografía de Clark Gable
Clark Gable, nacido bajo el frío manto invernal del 1 de febrero de 1901 en la localidad de Cádiz, Ohio, EE.UU., pronto enfrentó la dureza del destino. Con apenas seis meses de vida, la muerte de su madre lo sumió en un temprano desamparo, pasando dos años en los brazos de padres adoptivos antes de que su padre, tras un tiempo de duelo y reorganización, retomara las riendas y se dedicara al cuidado de su pequeño.
El joven Gable, con apenas 14 años, ya se sumergía en el océano de la vida laboral, desempeñándose en variados trabajos ocasionales, pero su alma pronto sería seducida por la magia del teatro, donde encontró consuelo y pasión en papeles menores que, aunque pequeños, encendieron la mecha de su futuro resplandeciente en las artes. Desde 1922, se integró con entusiasmo a varias compañías de teatro ambulante, empapándose de la experiencia que estas ofrecían y moldeando su arte sobre las tablas.
El año 1924 marcó su audaz incursión en el magnético mundo de Hollywood, donde, aunque relegado a papeles de extra en filmes como «Das verbotene Paradies» de Ernst Lubitsch y «Die lustige Witwe» de Erich von Stroheim durante 1924 y 1925, cultivó una inquebrantable perseverancia. Ese mismo año, unió su vida a la directora de teatro Josephine Dillon, quien le conectó con MGM en un contrato que desencadenaría, aunque con lentitud, un cambio en su carrera.
Desilusionado por los papeles menores en la meca del cine, Gable retornó a los escenarios, desde 1926 hasta 1928, para seguir perfeccionando su arte, y fue en 1928, sobre las brillantes luces de Broadway, donde celebró su primer gran triunfo. Su renovada fama en teatros de prestigio lo resituó en el radar de Hollywood, y finalmente, en los estertores de 1930, obtuvo su primer papel protagónico en una emergente película sonora western.
1931 fue el año que vio su meteórico ascenso, especialmente con «A Free Soul», donde Gable no solo se transformó en la estrella de MGM, sino que, con su encanto varonil y actuando junto a las más grandes estrellas femeninas de su época, logró una popularidad que le valió el título de «El Rey de Hollywood». «It Happened One Night» (1934), que le otorgó su Oscar a Mejor Actor, y su monumental actuación en «Gone with the Wind» (1939), cimentaron su inmortalidad en la historia cinematográfica.
Sin embargo, no todo fue glamur en su vida. Tras la trágica muerte de su amada tercera esposa, Carole Lombard, en 1942, un destrozado Gable se enlistó en la Segunda Guerra Mundial, sirviendo con distinción como piloto de bombardeo hasta 1945. Aunque su retorno a Hollywood en los 50 no alcanzó las mismas cumbres previas, Gable no desfalleció, entregándose a un sinnúmero de actuaciones memorables hasta sus últimos días.
Finalmente, y aunque nunca presenció el estreno de «The Misfits» (1961), la última cinta en la que actuó junto a Marilyn Monroe y Montgomery Clift en 1960, su legado quedó impregnado en la historia del cine para la eternidad. Clark Gable falleció a los 59 años, el 16 de noviembre de 1960, dejando tras de sí una vida tejida con hilos de tragedias y triunfos, y un hijo, John Clark Gable, que vino al mundo tras su partida.
Filmografía de Clark Gable
- «North Star» (1925)
- «White Man» (1924)
- «The Merry Widow» (1925) – «La viuda alegre»
- «The Plastic Age» (1925) – «La edad plástica»
- «Ben-Hur» (1925) – «Ben-Hur: A Tale of the Christ»
- «Dance, Fools, Dance» (1931) – «Baila, insensato, baila»
- «A Free Soul» (1931) – «Alma libre»
- «Hell Divers» (1931) – «Los demonios del aire»
- «Polly of the Circus» (1932) – «Polly, la chica del circo»
- «Red Dust» (1932) – «Cautivos del mal»
- «Hold Your Man» (1933) – «Sujeta a tu hombre»
- «Night Flight» (1933) – «Vuelo nocturno»
- «Dancing Lady» (1933) – «Dama de compañía»
- «It Happened One Night» (1934) – «Sucedió una noche»
- «Men in White» (1934) – «Hombres en blanco»
- «Chained» (1934) – «Encadenada»
- «After Office Hours» (1935) – «Después del horario de oficina»
- «China Seas» (1935) – «Mares de China»
- «Mutiny on the Bounty» (1935) – «Rebelión a bordo»
- «San Francisco» (1936) – «San Francisco»
- «Love on the Run» (1936) – «Amor en fuga»
- «Saratoga» (1937) – «Saratoga»
- «Test Pilot» (1938) – «El piloto de pruebas»
- «Too Hot to Handle» (1938) – «Demasiado caliente para manejar»
- «Gone with the Wind» (1939) – «Lo que el viento se llevó»
- «Strange Cargo» (1940) – «Extraña mercancía»
- «Comrade X» (1940) – «Camarada X»
- «They Met in Bombay» (1941) – «Se encontraron en Bombay»
- «Honky Tonk» (1941) – «Fiesta de amor»
- «Somewhere I’ll Find You» (1942) – «Te encontraré»
- «Adventure» (1945) – «Aventura»
- «The Hucksters» (1947) – «Los mercaderes»
- «Homecoming» (1948) – «Regreso»
- «Command Decision» (1948) – «Decisión de mando»
- «Any Number Can Play» (1949) – «Cualquiera puede jugar»
- «Key to the City» (1950) – «La llave de la ciudad»
- «To Please a Lady» (1950) – «Para complacer a una dama»
- «Across the Wide Missouri» (1951) – «A través del ancho Missouri»
- «Lone Star» (1952) – «Estrella solitaria»
- «Never Let Me Go» (1953) – «Nunca me dejes ir»
- «Mogambo» (1953) – «Mogambo»
- «Betrayed» (1954) – «Traicionada»
- «Soldier of Fortune» (1955) – «Soldado de fortuna»
- «The Tall Men» (1955) – «Hombres altos»
- «The King and Four Queens» (1956) – «El rey y cuatro reinas»
- «Band of Angels» (1957) – «Banda de ángeles»
- «Teacher’s Pet» (1958) – «El favorito de la profesora»
- «Run Silent Run Deep» (1958) – «Submarino»
- «But Not for Me» (1959) – «Pero no para mí»
- «It Started in Naples» (1960) – «Empezó en Nápoles»
- «The Misfits» (1961) – «Vidas rebeldes»
Para cerrar nuestra retrospectiva sobre el incomparable Clark Gable, vale la pena destacar una anécdota que pone de manifiesto su innegable encanto y carisma, incluso fuera de la pantalla.
Resulta que, durante el rodaje de «Lo que el viento se llevó», Clark se encontraba entre tomas con Vivien Leigh. Gable, siempre el bromista, decidió que quería aligerar el ánimo en el set, que estaba cargado de tensiones debido al complicado y prolongado rodaje. Se le ocurrió, entonces, colocar un quiénopie (un cojín que hace un ruido similar al de un pedo) en el asiento de Leigh. Cuando ella se sentó, el ruido sorprendió a todos los presentes, creando una infección de risa generalizada que interrumpió la filmación durante un buen rato. Vivien Leigh, con su eterna gracia, simplemente se volvió hacia Gable, sonrió y exclamó: “¡Querido, pensé que tú eras el rey!”, refiriéndose al apodo de Gable, el Rey de Hollywood.
Gable, con su sonrisa ganadora, solo pudo encogerse de hombros y reírse junto al resto del elenco y el equipo de rodaje. Esta broma se convertiría en una de las anécdotas más divertidas y queridas de los bastidores de Hollywood, reflejo del humor y la ligereza que Gable llevaba consigo a todos los sets de filmación.
En momentos como este, la leyenda de Hollywood se desvanecía, dejando ver simplemente a un hombre con una magnética mezcla de carisma, encanto y humor genuino. En esos momentos, el icono se transformaba simplemente en Clark, y esos que tuvieron la suerte de compartir escena con él se sintieron, aunque fuera brevemente, parte de su mundo.